Ayer fue domingo de Carnavales, con su correspondiente desfile en la ciudad de Ourense.
Ahí llegamos mi familia y yo tres cuartos de hora antes para coger posición. Un sitio bastante bueno, la verdad, cerquita del final y sin mucho mogollón al lado.
Así comenzaba el desfile. Gente bien colocada. Foto La Región |
Mi hija iba en su silla de paseo porque ella así lo prefiere, está más cómoda y lo disfruta más tranquila con su espacio vital asegurado.
Una cinta de la policía determinaba la delimitación de las zonas, hasta aquí bien.
Comenzó el desfile y ya estábamos algo apretados pero disfrutando tan ricamente.
Foto La Región |
Cuando ya llevaríamos la mitad, la gente remolona que llegaba tarde comenzó a ponérsenos delante.
Ésto debe ser de lo más normal, ¿no?. Foto La región. |
Eso, señores, me toca las narices. Aquí los servidores haciendo espera para tener buena ubicación, y llegan otros con el desfile mediado y se plantan los primeros.
Y ya no tanto por nosotros sino por los pequerrechos, que se ponen con sus santas narices esos personajes en primera posición sin ningún escrúpulo de no dejar ver ni a los que ya estaban detrás ni a los niños pequeños sentados en el suelo que estaban tan ricamente hasta hace un momento.
Foto La Región |
Y ahí empieza el... por favor, ¿te mueves un poco que no dejas ver a los niños?.
Y bueno, vas zafando la situación hasta que miras un poco más a tu izquierda y ves que ya no tiene sitio el desfile para pasar porque esa gente ha ocupado hasta ese espacio.
La cinta policial hace más de una hora que dejó de existir, qué extraño.
Y todo dios a su bola. Esto es Sodoma y Gomorra. Llega una mujer con su pequeño, y se planta, literalmente entre la gente que está desfilando a la vez que llama a su pareja que se va haciendo sitio para llegar hasta ella, sí señor, eso sí que es primera línea. No podíamos dar crédito.
Y de pronto... ¿acabó el desfile?. Una marabunta de gente se agolpa delante nuestra, nosotros sabemos que faltan carrozas, pero ¿dónde están?.
Ya la gente se ha apelotonado haciendo muralla y es imposible ver y las carrozas que no vienen.
Apuesto lo que sea a que fue la propia gente la que no les dejó pasar y tardaron un rato porque les tuvieron que hacer sitio.
Al final, decidimos irnos, no veíamos absolutamente nada, ni nosotros, ni nuestra peque y para estar de mal humor, pues me voy de cañas.
**Fotos recogidas de la Web de La Región (Periódico local de Ourense).
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**Fotos recogidas de la Web de La Región (Periódico local de Ourense).
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