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jueves, 2 de febrero de 2017

Mi hija está enferma por culpa de tu hijo

Cuando decidí meter a mi hija en la guardería (mi manera de pensar no variará el día que la lleve al cole) siempre fue con la premisa de que si la peque se encontraba mal, tenía fiebre o algo contagioso, no iría bajo ningún concepto. Se quedaría en casa que es donde debe estar.

Pero lo que yo no puedo entender es que si yo lo tengo tan claro, ¿cómo es posible que otros papás no lo vean así?.

Mi hija acaba de salir de su última enfermedad, cortesía de un compi de la guarde, o más bien de sus padres, que sabiendo que contagiaba, lo llevaron igualmente.




Y cuando veía a mi niña llorando de lo mala que estaba me llevaban los siete males. No logro entender qué pasa por las cabezas de esos padres.

Si mi hija está mala, se queda en casa.

Si mi hija puede contagiar una enfermedad, se queda en casa.

Si mi hija tiene febrícula o fiebre, por muy bien que se encuentre, se queda en casa.

¿Que trabajo?, me pido el día. ¿Que yo no puedo?. Pues que se lo pida su padre. ¿Que él no puede?, pues un abuelo, un tío o un amigo. Pero desde luego los demás niños no tienen que contagiarse por culpa mía.

He sabido de una guardería que ya por necesidad ha llegado a enviar ésto a los papás clientes de la misma:

En este momento aumentan las enfermedades y por lo tanto también los contagios.

Es momento de recordaros cuando NO se debe traer a los niños a la escuela.

En los últimos días y especialmente hoy, vinieron muchos niños a la escuela con diarrea.

Las diarreas son enfermedades contagiosas producidas por un virus, bacterias o protozoos. Se debe dejar pasar un mínimo de 48 horas desde que el niño haga su última deposición diarreica para volver a la escuela.

No pueden venir a la escuela con diarrea. Una cosa es hacer una deposición "suelta" puntualmente y otra son varias seguidas o durante varios días, en este último caso no deben venir hasta que estén bien.

Lo mismo hay que hacer en el caso de vómitos por gastroenteritis. 




Aunque sabemos que la conciliación laboral y familiar no és fácil, apelamos a vuestra responsabilidad para lograr el bienestar de los niños/as con el objetivo de que cuando estén enfermos reciban los cuidados en casa y no contagien a otros niños porque siempre nos ponemos en el punto de vista de que "mi hijo se contagió en la Escuela" y no pensamos que fue nuestro hijo el que contagió a otros.

Sabéis que la escuela NO es un servicio de atención exclusiva a un niño/a y cuando están malitos no es un lugar cómodo para ellos. 

Esto mismo se aplica a infecciones respiratorias, conjuntivitis, fiebres, enfermedades de la piel, etc, que no deben venir hasta que estén totalmente curados y sin ningún síntoma.

Gracias por comprenderlo.

Me alucina que tengan que escribir esto a los padres, pero lo que más me fascina es que nosotros los padres, con la mitad de esos síntomas, nos quedaríamos en casa y en cama seguramente.




¿Por qué no pueden quedarse los niños en casa que es dónde deben estar cuando están malos?.

¿Tan egoístas somos que sólo vamos a lo nuestro?.

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Gracias por leer mi blog, este post y por comentar si te apetece. Si lo compartes harás que este post pueda ser leído por personas a las cuales les sirva de ayuda. Y que el tiempo que yo dedico a escribir merezca un poquito más la pena, si cabe.





miércoles, 18 de enero de 2017

Enfermedad de la Bofetada o Quinta enfermedad

En esta casa estamos probando todos los cuadros víricos posibles.

Si la semana pasada tocaba la Herpangina (infección que provoca úlceras o llagas en la boca y garganta), esta semana estamos en fase de prueba de la Enfermedad de la Bofetada o Quinta enfermedad.

Os estaréis preguntando de qué va este virus porque muchos seguramente nunca habréis oido hablar de ella. Yo la conocí a través de mi amiga Violeta que me relató y me enseñó a través de fotos cómo era tan detalladamente que, aunque siempre digo que no soy médico ni lo pretendo, supe diagnosticarla la primera tarde.

Es una enfermedad infecciosa, muy contagiosa en fase de incubación, pero cuando ya se presentan los signos de la enfermedad no hay peligro alguno.

Aunque os pongo al principio un link que os lleva al diagnóstico de esta enfermedad os voy a relatar cómo la vivimos nosotros, ya que en muchas cosas no tiene nada que ver.

El sábado por la tarde hizo una caca bastante sueltilla (lo siento, no hay forma de decir estas cosas de manera más fina) y a la noche nuestra peque se despertó de madrugada vomitando. Pensábamos si sería un corte de digestión.

El domingo fue totalmente normal, salvo una de sus cacas que fue como la del día anterior.

El lunes a la mañana no tenía ningún síntoma pero, cuando la levanté de la siesta observé que a la altura de sus pómulos tenía la piel levemente hinchada y tenía rojeces. Mi cabeza se fue automáticamente a las palabras de Violeta ya que recordaba las imágenes que me había mandado, aunque no cumplía totalmente el patrón.




Como no observaba nada más, la llevé a la guardería igualmente, con la condición de que si su profe observaba algo más de hinchazón me llamaría y me la llevaría al pediatra.

Como no me llamó, bajé la guardia, pero cuando la fui a recoger ya observé que la hinchazón se había unificado y aparentemente desaparecido pero tenía ambas mejillas totalmente rojas, casi fosforitas y ya no me cupo ninguna duda.

Esa noche vomitó de nuevo, y ya estaba totalmente descompuesta. Empezó a tener febrícula.

El martes la llevé a su pediatra que me confirmó lo que yo creía y resolvió mis dudas al respecto.

Aunque hay síntomas generales, hay a personas a las que sólo les da calor extremo en las mejillas junto con la rojez y nada más. Otras presentan dolores musculares. Otras, fiebres muy altas. En muchos, luego se propaga al resto del cuerpo la rojez.

En cada persona, este parvovirus avanza de manera distinta.

A mi peque le ha producido:

👉 Diarrea que, como es provocada por un virus (dicho por mi pediatra), debe llevar una dieta normal, sólo acompañar de un poco de suero después de cada caca (no recuerdo cuántos bodys he tenido que lavar en estos tres días, perdí la cuenta al noveno).

👉Rojez extrema en ambas mejillas con aumento de temperatura en las mismas (si las tocabas, tenías sensación de que quemaban). Que se va atenuando al paso de los días.

👉Febrícula el primer día, después de su manifestación.

👉Falta de apetito, pero no es extraño porque cuando estamos malos, no solemos tener hambre.

👉Vomiteras con nocturnidad y alevosía (pero día sí día no, para no molestarnos tanto y que le de tiempo a los sacos de dormir a secarse).

👉Empiezan a apreciárseles rojeces en la zona de las nalgas, barriga y parte de los muslos.

Para todo ello, he empezado a darle probiótico, para intentar acortar el tiempo de diarrea (recomendado también por nuestra pediatra). Éste concretamente, que es muy fácil de administrar.




Administro Apiretal a la hora de dormir un par de días para que no tenga molestias que no la dejen sucumbir a Morfeo.

Le echo aceite Rosa Mosqueta para que tenga la piel más calmada, aunque si observase picores cambiaría al de Caléndula.

Y su culo, uffff, lavado tras lavado, pues empiezan a notársele ya las secuelas, como nos pasaría a cualquiera, así que armarse de una buena crema de pañal, y mucho mimo en la zona.

Evitaremos la guardería mientras siga teniendo diarrea, por comodidad ya que hay que lavarla a menudo y cambiarle toda la ropa y, también, porque cuando uno está pocho, no quiere mucha juerga, aunque el parque no lo perdonamos si la climatología lo permite.




Gracias por leer mi blog, este post y por comentar si te apetece. Si lo compartes harás que este post pueda ser leído por personas que quizás estén pasando por lo mismo y a las cuales les sirva de ayuda. 





martes, 29 de noviembre de 2016

Hace dos años. Haces dos años.

Hace dos años, a estas horas ya estabas en mi vida. En nuestras vidas.

Cuando me preguntaban cómo quería que fuese mi parto, decía que me daba igual, que sólo quería que tú vinieses bien y estaba segura de que si me decían que tenía que hacer el pino o me tenían que rajar de arriba a abajo, la verdad es que me importaba un pimiento. Sólo me preocupabas tú.

Ya habíamos sufrido lo nuestro. Sólo sabíamos que te queríamos, y sana. Eras nuestra única preocupación.


No me perdí una clase preparto ni idealicé mi parto. Hasta me reía diciendo que tanto hacer masajes en el perineo y ya verías como al final me hacían una cesárea.

Tenía claro que sí quería epidural, que yo no nací para soportar dolor innecesariamente. Y al final, ni la epidural fue suficiente.

Me desperté la mañana anterior a las 6 de la madrugada porque ya no tenía sueño y había un día maravilloso por delante.




Tu santo padre se empeñó en que fuésemos a urgencias porque perdía un pelín de líquido. Y yo le decía, "es el tapón mucoso seguro"... Pero papá erre que erre con que fuésemos, así que fuimos, pero por darle en las narices, que yo tenía razón.

Estaba de 38+3 y cuando llegamos, en vez de media hora en monitores estuve hora y media. Allá se me iba la mañana con la de cosas que teníamos que hacer...

Cuando al fin nos vio el ginecólogo me dio la razón a mi. Yo la tenía. Era el tapón. Aún así, ya que estaba allí decidió echar un ojo... Y ahí se acabó mi razón. Tenía una fisura y estaba perdiendo líquido.

Vaya, pues a provocar el  parto. Y ahí fue todo muy lento y muy rápido. 12 horas después estabas con nosotros. 

Como en la monitorización no estaba claro si sufrías o no, te hicieron pruebas de PH a través de mi. Yo no sabía qué se hacía exactamente. Hasta días después no lo supe con claridad. Te clavaban una aguja en la cabeza a través de mi. Pero era la única manera de saber si sufrías. Y después de cuatro pruebas, siguió siendo todo tan dudoso... 

Yo ya había dilatado 5 centímetros, pero no sabíamos cómo estabas. Así que en ese momento el ginecólogo me miró y dijo... "no podemos esperar más". Y yo dije, "vale, hacedme una cesárea". 

Y así me llevaron pitando al quirófano. La epidural no me hizo el efecto que debía y me enteré de parte de ese "parto intestinal" por llamarlo de alguna manera.

Sentí cómo se movían dentro de mi, y recuerdo haber gritado de dolor. Tremendo. Luego me desvanecí. Abrí los ojos al oírte llorar.

Te dije, "cariño, no llores, estoy aquí". Y se hizo el silencio. No volviste a llorar más. Te pusieron al lado de mi cara, pero fue tu padre el que pudo hacer el piel con piel contigo.

No me moví apenas en todo ese día, que empezó contigo en mis brazos sobre las 6 de la madrugada cuando volví a despertar. Pero a pesar de no poder moverme no podía borrar la sonrisa de mi cara.

Me habían hecho una cesárea. Inmovilizada, no pude vestirte, desvestirte, darte ningún bibe, ni cambiarte ningún pañal ese día. Nada. ¡Pero fui tan feliz!. Estabas conmigo. Sana, perfecta. Lo demás no importaba.




Tus primeras veces fueron de la abuela, mi madre, y me alegro de ello. Y de ver a tu padre empapándose de cómo desvestirte y volverte a vestir, y luego haciéndolo lleno de dudas y embargado de felicidad.

Llegaste a nuestras vidas tal día como hoy hace dos años. Los dos años más maravillosos y más rápidos de mi vida. 

Porque nunca pensé que pudiese amar tanto. Porque nunca pensé que podría tener tanta paciencia. Porque nunca pensé que lloraría por verte sufrir. Porque nunca pensé que tuviese un límite del dolor tan pequeño contigo.

Porque veo que cada día nos dedicas tus mejores sonrisas y tus abrazos más fogosos. Y porque en tu boca siempre están papá y mamá.

Porque eres lo mejor que hemos hecho en la vida. Porque por tí mataríamos y moriríamos.

Porque eres en el engranaje más pequeño y sofisticado de nuestra familia de tres.

Porque nos queda toda la vida a tu lado y se nos seguirá haciendo corta.

Porque eres nuestra mayor recompensa.

Porque te queremos, así sin más.

"Felicidades C."