martes, 13 de septiembre de 2016

Mi pequeña Ía

Mi pequeña gran Ía.

Te escribo esto para que lo leas cuando seas mayor.

Para que lo leas cuando te enfades con tu madre o tengas esas crisis existenciales que todos hemos pasado.

Para que lo leas cuando de tu boca salga ese "Yo no pedí nacer".

Nunca vi tanto sacrificio, tanta paciencia y tal sonrisa a pesar de estar destrozada por dentro como fue el caso de tu madre. Y es que, cada día la admiro más.

Llegaste a Urgencias con medio cuerpo en otra vida ya. 

Te ingresaron en la UCI pensando que te ibas en cualquier momento durante los tres primeros días.


Foto de La Voz de Galicia
Durante esos días, ella no salía de tu lado, sólo te miraba y te sonreía y te cogía en brazos cuando la ayudaban a apartar todos esos cables que te rodeaban.

Se obligaba a comer más durante todos esos días de cautiverio para estar fuerte porque a pesar de tener un nudo en la garganta de manera permanente, no te podía fallar debilitándose ella.

Tuviste una enfermedad muy grave, una Encefalitis por Herpes que gracias a que cogieron a tiempo, no te dejó secuelas.

Una semana más tarde decidieron subirte a planta porque parte de tu recuperación pasaba porque te pudieses mover dentro de una habitación "a tu aire", pero con mucho cuidado porque cualquier virus en el ambiente era peligroso para ti porque tu sistema inmune estaba destrozado.

Tu madre tuvo que luchar, suplicar y llorar porque por falta de camas (nuestro sistema sanitario, por ahorrar personal, cierra plantas y camas en verano) te pusieron un compañero de habitación.




Debido a tu encefalitis, tenías una irritabilidad máxima y todo te hacía llorar así que el paso de una mosca era insoportable para ti, cuánto más un compañero que no conocías, junto sus padres y visitas. Pero tu madre iba más allá pensando en los virus que los podrían acompañar y que podrían perjudicarte así que ahí se puso seria. 

Suplicó, rogó, lloró, y explicó a todo el que se ponía frente a ella el porqué su hija no podía tener compañeros de habitación.

Ahí, la pediatra que al principio le explicó que su hija no podía tener ni visitas por lo grave de su situación, le dijo que la infecciosa era su hija, y que mientras le pusiesen niño sanos (sólo de operaciones tipo apendicitis) el peligro lo tenían los otros niños...

Hasta aquí llega la sanidad pública. Niña contagiosa y aún así exponen a niños sanos... ¡Increíble!.

Pero se llevaron a ese niño, suponemos a operar, y metieron a otra niña, para operar también de vegetaciones. 

En cuanto tu padre le dijo a los padres de la niña lo contagiosa y peligrosa que eras para su salud, salieron pitando, jajajaja. Y es que, no era justo para nadie.

Y al día siguiente, tu madre lo consiguió. Habló y lloró, delante de MIR, celadores, auxiliares, enfermeras y médicos sin importarle lo que pensaran de ella porque en su cerebro sólo estabas tú. Y al final, lo consiguió. Logró que en tu puerta pusiesen un cartel de "infeccioso" y que no te pusiesen ningún compañero más.


Este era el cartel de la habitación


Según te ibas recuperando más y más, tu capacidad para estar encerrada iba mermándose también. Y es que, es normal, cómo le pides a un bebé de 20 meses que se esté quietito y se porte bien. Lo que necesitan es quemar toda esa energía que tienen. Y tú no podías en esa habitación.

Cuando ya faltaban sólo dos días para irte, llegaste a desquiciarte por la desesperación de estar de dos en dos horas quieta para el momento de la medicación y porque tenían que ponerte vías nuevas porque las anteriores se tupían. Despertabas con pesadillas del dolor por las vías, de la desesperación por las punciones y ahí estaba tu madre siempre, y también tu padre.

Así que no, quizás no pediste nacer, pero tu madre siempre está ahí por y para ti. Porque eres su mundo y lo que la hace levantarse cada mañana.

Así que, para esos días de frustración en los que pienses que tu madre no te comprende, da gracias de tener una madre que no te ha fallado nunca. Porque si en lo más difícil ella puede, lo fácil está chupado.

Y el resto de madres, como yo, o incluso tú, cuando seas madre si así lo deseas, estoy segura de que haríamos lo mismo, porque nuestro motor, sois vosotros, nuestros grandes pequeños, porque siempre seréis nuestros pequeños.


2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Es dura en todos los sentidos. Porque una madre siempre hará esto por su hijo. Pero que todo se ponga en tu contra y... tendrías que ver a esta madre, tiene toda mi admiración. Yo hubiese llorado constantemente y ella estaba... no quería derrumbarse, y no lo hizo, y fue... el mejor pilar para todos!.

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