jueves, 10 de noviembre de 2016

Me da miedo el mundo en el que vivimos

Me da miedo el mundo en el que vivimos. El que también estamos creando.

Queremos hacer las cosas tan distintas a cómo las hacían nuestros padres que la estamos cagando, de media a media.

¿Nosotros salimos tan mal o tenemos un tan mal recuerdo de ello como para no querernos parecer en nada?.

Leo últimamente comentarios que me explican porqué tenemos monstruítos en vez de niños y es que yo siempre pensé que el problema estaba en los padres.

Veo que hay "Huelga de deberes". ¿Dónde está el intentar negociar con los profesores?. ¿Por qué los padres no se ponen de acuerdo entre ellos y hablan con los profes o incluso con dirección para llegar a un acuerdo?. No, mejor hacemos una huelga.

Y lo peor es que nos preocupamos de los deberes, y no  de los problemas de alcohol que se están viendo, de los embarazos adolescentes, del bullying al que se están viendo sometidos alumnos por sus compañeros, de los suicidios de otros tantos porque ya no pueden más.



Somos carne de cañón de la SuperNany. Si viniese a nuestras casas... Tendría tanto que arreglar...

Me da miedo, que pensemos que nuestros hijos son los buenos, que la culpa es del resto del mundo.

Me da miedo que no le demos a la cultura la importancia que tiene. Me asusta leer comentarios como que tienen que tener más responsabilidades y aprender menos ríos españoles. ¡Es que aprender ríos españoles están en esa parte de sus responsabilidades!.

Es que queremos ser tan Montessory, tan buenos, tan actuales, tan modernos y tan guays, que nos estamos perdiendo algo.

No es normal que los profesores de hoy en día tengan poca autoridad. No es normal que no quieran hablar con los padres de los alumnos porque les tienen aún más pánico que a los propios niños. 




Esto es lo que nosotros estamos haciendo. Lo que estamos creando. Niños carentes de respeto y mucho menos de responsabilidades.

Esta claro que no tenemos tiempo. Vamos corriendo a todas partes. Todos trabajamos y tenemos hijos. Y muchas veces ambas cosas no son compatibles. Y cuando llegamos a casa queremos tranquilidad, no nos apetece tener que reñir o discutir con nuestros hijos con los que hemos pasado los últimos 15 minutos de lo que va del día que está terminando así que, cedemos. 

Está claro que también estoy plurarizando y gracias a dios esto pasa en una minoría de casas, no en la mayoría. 

Pero también está claro que esa minoría está haciendo que las cosas cambien, a peor.

Yo soy de las que intento ver el vaso medio lleno y pienso que aún podemos cambiar las cosas. Que aún podemos mejorarlas. Y está claro que a nadie nos gusta que juzguen cómo "educamos a nuestros hijos", pero a veces, un poco de crítica externa nos ayuda a abrir los ojos. 

En mi caso es mi madre la que, como si de un cubo de agua fría por la cabeza se tratase, se encarga de decirme las cosas en las que no estoy educando bien a mi hija.

Ea, pues a asumirlo y seguro que si tuviese otro hijo, muchas cosas las haría de otra manera y, si pienso así es que en eso me he equivocado. 

No tiene nada de malo equivocarse, lo más bonito es darse cuenta y querer mejorar. Y aún todos podemos hacerlo. 

Y mejorar sólo beneficiará a nuestros hijos y a la sociedad que estamos creando. Aún estamos a tiempo. 

¡Hagásmolo!.




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