lunes, 27 de marzo de 2017

¡El cambio horario nos mata!

Dice el Estado que gracias al cambio horario se ahorran no sé cuantos miles de millones...

Pero está claro que no tienen en cuenta cómo nos afecta a la gente de a pie estas variaciones.




Con el cambio horario de otoño, oye, ni tan mal. Dormimos una hora más ese día pero, por contra, dejamos de ver la luz del sol el resto del invierno.

Pero llega el cambio horario de primavera, que se junta con la astenia primaveral esa que ya nos trae para el arrastre desde hace tres semanas y van y nos quitan una hora de sueño.


(by Gatoto)


Y lo peor no es eso, lo peor es las conversaciones súper absurdas que se suman a la situación, léase por ejemplo:

"Si a las dos, son las tres, entonces, ¿si ayer tomaba la pastilla a las 4 de la tarde ahora la tengo que tomar a las...?" Y aquí empiezan las ecuaciones con tres incógnitas: X, Y y Z para resolver la hora en la que vivimos, la que era realmente ayer y cuándo me tengo que tomar la puñetera pastilla.




Súmale a esto cuando hay niños por medio, descontrol absoluto. ¿Le das de comer a su hora de siempre, que es la una del mediodía, lo aplazas media hora para ir haciendo adaptaciones o todo a machete y le das a las 2 y que sea lo que dios quiera si no se te ha comido un brazo antes...?

Que te levantas henchido como un pavo pensando... ¡Son las 10:30 de la mañana y acabamos de despertarnos!... Pero es mentira... Son las 9:30 y esa falsa sensación de alegría te va a pasar factura a la noche siguiente, cuando te metas a la cama a las 23 horas que realmente eran las 22 horas y tengas que intentar dormir, pero te da la una de la madrugada, doce hora antigua, y tú como un búho y sólo piensas en que te levantas a las 7 de la mañana, que claro, antes eran las 6... ¡Levantarse a las 6 de la mañana! y que no das enganchado, porque claro, como te acuestas una hora antes....




En resumen, que no creo yo que estos cambios estén hechos para nosotros, los humanos. Somos personas de rutinas. No nos gustan los cambios. Si son las dos, son las dos, señores, ¡dejen de marearnos!.

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Gracias por leer mi blog, este post y por comentar si te apetece. Si lo compartes harás que este post pueda ser leído por personas a las cuales les sirva de ayuda. Y que el tiempo que yo dedico a escribir merezca un poquito más la pena, si cabe.









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