domingo, 10 de junio de 2018

Osteopatía en recién nacidos. La importancia de una visita temprana.

Cuando la #Pituxenca nació tanto mi marido como yo notábamos que la niña tenía un lado de la cara el doble de hinchado que el otro. A pesar de repetírselo una y otra vez a la pediatra del Hospital durante los 7 días que estuvimos ingresadas, nos dijo que era normal.

Yo seguía con la mosca detrás de la oreja y seguía preguntando, porque además, notaba que ladeaba la cabeza siempre hacia el mismo sitio.

La primera y casi única profesional que me hizo caso fue mi matrona al mes y medio de mi hija, y me recomendó que visitase a un osteópata, que a mi hija sí le pasaba algo y si no la trataba ya podría generar problemas a largo plazo.

Así lo hice, y durante más de un año, al principio dos veces a la semana y luego de manera más espaciada, mi hija necesitó ayuda de una osteópata para curar el problema que aquella pediatra no le veía y que el pediatra de mi hija sí acabó reconociendo después de mucho insistirle.




Tras un año de tratamiento y después de mucho preguntar descubrí que en cuanto nos dan el alta en el hospital deberíamos acudir a un osteópata (preferentemente que acostumbre a tratar bebés) para que le haga una valoración, ya que, entre otras cosas, en el momento de nacer, son tan "blanditos" que hay muchos "problemillas" que se podrían resolver rapidísimamente.

Pero además hay otros motivos por los que deberíamos acostumbrarnos a llevar a nuestros bebés a los  osteópatas: 

1. El parto es el primer trauma al que nos enfrentamos en nuestra vida. La postura que adoptan la mayoría de las mujeres durante el parto (tumbadas, piernas levantadas) dificulta por la disposición anatómica del canal del parto la salida del bebé.




En algunos casos, hay que recurrir a la utilización de elementos para favorecer esta salida (fórceps, ventosas...) lo que puede producir movimientos en los huesos del cráneo del bebé. Hay que tener en cuenta que aunque veamos el cráneo como algo sólido, en él hay movimiento y más en un recién nacido, en el cual las fontanelas se encuentran abiertas para darle la flexibilidad necesaria al cráneo para primero poder adaptarse al espacio de la pelvis materna y luego ir adaptándose al crecimiento del niño.

Por ello, cualquier presión que se produzca durante el parto, así como una vez que ya haya nacido el bebé, puede modificar la estructura normal del cráneo dando lugar a deformidades (plagiocefalia, braquicefalia, escafocefalia).




2. En los primeros meses de vida es muy común que el bebé sufra de cólicos, reflujo gastroesofágico, gases, estreñimiento y otras alteraciones que provocan gran incomodidad al bebé generando llanto, lo que hace que muchos padres se preocupen. La osteopatía pediátrica puede ayudar al bebé en este tipo de alteraciones.

3. También son muy comunes las otitis que a través de un tratamiento craneal reajustando los movimientos de los huesos craneales, se puede mejorar o incluso solucionar.

4. La osteopatía también puede ayudar en caso de bronquitis, bronquiolitis, problemas de nerviosismo o dificultad para dormir así como alteraciones estructurales como escoliosis, problemas en cadera o rodillas...

Por todo esto se recomienda la visita a un osteópata pedíatrico, a pesar de que no haya ninguna alteración, ya que pequeñas tensiones a nivel craneal o en las cadenas musculares pueden acabar acarreando problemas a largo plazo.

Si en su día yo no hubiese decidido (gracias al empuje de mi matrona) a llevar a mi hija junto a una osteópata, quizás hoy tendría retraso en el lenguaje, problemas en la vista, migrañas de por vida... cosas que son evitables teniendo profesionales maravillosos y bien formados que están ahí para ayudar a nuestros hijos.

Matizar también que esto debería estar incluido en la Seguridad Social porque favorece el bienestar de los niños y evita problemas futuros con un coste bastante mayor... Pero este es otro cantar y,  como siempre se ha dicho, la salud no hay dinero que la pague y al final por nuestros hijos.... pagamos lo que haga falta.

Por último agradecer la colaboración en este post a Laura Vila, fisioterapeuta de la Clínica FisioVila (que ha escrito la parte más complicada) y a Patricia Dalama, fisioterapeuta y osteópata de la Clínica de Fisioterapia A Cuña por su visto bueno al post y por ayudarme a no hacerlo más técnico para que esté al alcance del entendimiento de todos los que no somos profesionales de la salud y, por lo más importante, porque mi hija hoy en día está sana gracias a ella.



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 Gracias por leer mi blog, este post y por comentar si te apetece. Si lo compartes harás que este post pueda ser leído por personas a las cuales les sirva de ayuda. Y que el tiempo que yo dedico a escribir merezca un poquito más la pena, si cabe.

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